miércoles, 13 de mayo de 2009

Una nota para empezar


Un buen día de 2008, Jordi Corominas i Julián entendió que sus tiempos estaban cambiando. Del realismo narrativo pasó al realismo puro, consistente en pasear por la calle y tomar fragmentos de charlas, pensamientos y visiones del caminante, única manera, si es que existe, de captar lo cotidiano de manera absoluta.

La teoría dio paso a un poemario, Paseos simultáneos, donde 130 composiciones se enlazaban para convertirse en una unidad poética con tintes musicales, concepto confirmado en Las nocheviejas del patriarca, donde doce poemas contaban una historia que de tan surrealista era simple exceso de realidad. Los links líricos exigían musicalización, pues los enlaces bebían en parte de la opera-rock de finales de los años sesenta.

¿Nos limitaríamos a copiar lo existente?

No. El problema es que la música es un arte complejo, y Corominas no había tocado un instrumento en su vida. Ignorante también en tecnología estaba más perdido que un pez en New York City. Un día paseaba por la calle y vio a un chico con pinta de inglés tarareando una canción. Empezaron a charlar y resultó que Neill Higgins, ese es su nombre, era su hombre, el elegido, el único capaz de crear loops que armonizaran la composición poética con la musical. Se hicieron amigos, trabajaron juntos y decidieron pasar su proyecto a la escena.


Loopoesia es unión de música y poesía. Mientras suenan Las nocheviejas del patriarca, y otros poemarios en proceso de ser musicalizados, y el anónimo toledano mezcla en su mesa enfundado en una hermosa máscara de tigre, Jean Martin du Bruit- máscara blanca, traje morado- escribe poesía automática, tira gominolas al respetable y grita Carmen, musa del proyecto por el significado poético que atesora el nombre. El espectáculo dura veinte minutos y, no podemos olvidarlo, viene presidido en las espaldas del poeta y el músico por Audrey Hepburn y Lady Di, mujeres sobrevaloradas por jóvenes y ancianos. El deseo de novedad es tan grande que la decapitación de Mariquita Pérez es el simple colofón al aire nuevo que propugnamos.



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